El Programa Raíces (“Raíces”) tiene sus orígenes en el año 2003 y fue institucionalizado como política de estado en el año 2008 con la sanción de la Ley Raíces (Ley 26.421, 2008). Es heredero de iniciativas a lo largo de décadas, tanto institucionales como individuales, de conectar y generar colaboraciones entre la comunidad de investigadores y profesionales del conocimiento argentinos en el exterior y en Argentina. El hecho de ser política de estado lo singulariza y jerarquiza, y lo hace patrimonio de todos los argentinos.
Raíces tiene varias identidades (por falta de una palabra más adecuada) que han evolucionado a lo largo de los años y cuya transformación y resultados son el producto de la interacción entre un gran número de actores tanto en Argentina como en el exterior. Estas identidades están entrelazadas y reflejan de alguna manera el crecimiento colectivo de la comunidad tanto a nivel individual como institucional.
Una de ellas es la identidad institucional. Es un programa dentro de un complejo organigrama de ministerios, secretarías, subsecretarías y direcciones del gobierno. Ha transicionado entre distintos ministerios con distintos niveles de jerarquía (e.g., Educación, Ciencia y Tecnología; Ciencia, Tecnología e Innovación), siendo hasta hace poco parte del MinCyT, ahora devenido en secretaría de la Jefatura de Gabinete.
Otra, es la identidad en el campo de las ideas (por falta, quizás, de una expresión más precisa). Raíces es una Idea (con mayúscula) colectiva, pensada con la Visión (también con mayúscula) de conectar a los investigadores (y más generalmente, a los profesionales del conocimiento) argentinos en el exterior con sus pares en Argentina, integrar colaborativamente a los primeros a la actividad científica y tecnológica del país, y facilitar la reinserción de aquellos que deciden retornar.
Se le suma a esto la identidad de comunidad internacional. Las múltiples Redes de Científicos Argentinos en el Exterior que se han creado a lo largo de los últimos años (congregadas en la “Red de Redes” o RCAE) están constituídas por profesionales del conocimiento argentinos en una multitud de países y en variadas disciplinas. Sus miembros están unidos por el interés común de interactuar y colaborar con sus pares, y de contribuir al desarrollo científico y tecnológico del país. Las Redes trabajan tanto autónoma como colaborativamente, entre ellas y con actores institucionales, para avanzar en esa dirección. Algunas de estas Redes son herederas de Redes que han existido a lo largo de las últimas décadas.
No menos importante es la identidad de política de estado. Como tal, colaborativamente, con la participación activa de una variedad de actores tanto en Argentina como en el exterior (las Redes), se piensan, proponen y diseñan políticas públicas de largo plazo, y se implementan una serie de actividades destinadas a llevar adelante los objetivos de la Ley Raíces.
Por último, está la identidad de diplomacia científica, en las varias áreas conceptuales que la componen, pero fundamentalmente en facilitar la cooperación internacional y ser vehículo de relación entre países, consecuencias estas del desarrollo de la relación entre diáspora científica (y más generalmente, de capital humano) y su relación con el país.
La interacción dinámica y permanente con nuestros colegas en Argentina tanto en el ámbito científico y tecnológico como en el ámbito gubernamental, y la apertura del MinCyT y otras instituciones gubernamentales para recibir propuestas y actuar sobre ellas han hecho que Raíces haya sido una experiencia de integración exitosa y esté en vías de serlo aún más. Es una verdad de perogrullo decir que queda mucho por hacer. Los resultados de este esfuerzo institucional sólo podrán ser medidos en un futuro lejano que trasciende los “tiempos políticos”, como corresponde a toda política de estado.
Las Redes, comprometidas a seguir trabajando en el espíritu de la Ley Raíces tienen un papel fundamental que cumplir en este proceso y en el proceso de desarrollo de diplomacia científica.
Esto incluye no sólo la interacción entre sus miembros, intrínsecamente, y entre sus miembros y grupos de investigación en Argentina, sino también la interacción de las Redes con instituciones argentinas a distintos niveles. Esto comprende al CONICET y otros centros y agencias promotoras de investigación científica y desarrollo tecnológico, institutos de investigación, universidades, grupos de investigación (dentro de estos institutos universidades), consejos de rectores de universidades (e.g., CIN, CRUP), sociedades científicas, y embajadas / consulados, además de las instituciones científicas gubernamentales.
Como otros han dicho antes, la existencia de sistemas sólidos de ciencia y tecnología florecientes es un elemento clave para el desarrollo de los países y para elevar el bienestar de los ciudadanos. Colaborativamente, a una multitud de niveles y en varias direcciones, Raíces y las Redes, con la flexibilidad que le dan sus múltiples identidades, tienen un papel que cumplir en este proceso. Siendo patrimonio de los argentinos, está en nosotros contribuir, cuando no liderar si es necesario su continuo desarrollo y evolución.
Autor: Horacio G. Rotstein, PhD